domingo, 16 de noviembre de 2008

Responsabilidad, no solidaridad


Le voy a contar una historia que me pasó. Por diversas razones, por conocidas y algunas que aún no logro descifrar, el sábado pasado asistí a un encuentro de estudiantes en mi universidad. Dicho evento tenía como slogan “¿Cómo construir una mejor universidad?” o algo por ese estilo, pero los detalles de la organización son irrelevantes para lo que quiero contar.

Partimos tipo doce del día, entre un poco de sueño y el hambre típico que da a eso de las doce del día. Todo empezó con distintas charlas de variados personajes con relación a diversos temas. La mayoría se enfocó en responsabilidad social y otro en emprendimiento empresarial.

Hasta el momento ustedes pensaran que fue interesante, pero creo que la mayoría de nosotros hemos estado en muchas charlas parecidas y que, si bien todas son muy importantes e constructivas, la temática es casi siempre similar. A mi me pasó algo parecido: pensé que nunca está demás escuchar estos temas de personas que tienen alguna experiencia, mas no esperaba escuchar nada nuevo, quizás también por el sueño que sentía y el hambre típico de las doce del día.

Sin embargo, esta vez fue diferente. Ya no eran las doce del día, eran casi las dos de la tarde y el hambre aumentaba un poco más, ahora un hambre típico de almuerzo de día sábado.

Lo que pasó, es que escuche una frase, y quizás la había escuchado muchas veces pero nunca me había detenido a pensarla más de una vez: “Aquí no estamos hablando de solidaridad, sino que es una responsabilidad de los estudiantes el servir”. No me acuerdo específicamente quien lo dijo, o si fue realmente fue eso lo que dijeron o si fue una mezcla en la cual yo entendí que dijeron eso o simplemente lo inventé, pero bueno, eso me quedo dando vuelta.

Y me quedo dando vuelta por mucho rato y pensando, ahora con poca lucidez que me provocaba la tardanza del almuerzo: "Nosotros tenemos una obligación con el destino".

Al parecer, el destino era un ingeniero comercial y especialista en contabilidad, sabiendo perfectamente que en su balance las cuentas tienen que estar equilibradas, si les da a activos gratis a algunos, al lado derecho de los pasivos tiene que agregar si o si una deuda para aquellos.

Nosotros, estamos ahí, en aquellos que tenemos nuestro lado de activos más abultado que otros: con estudios, con familias, con posibilidades, en fin, y todo eso sin haber hecho nada, solo nacer. En cambio otros, no nacieron con este balance abultado, sino que poco a poco han tenido que ir llenándolo con esfuerzo y más esfuerzo.

El destino sabe, como también buen financista, que en algún momento uno tiene que pagar todas sus deudas, o sino simplemente irá al Dicom de la vida. Si no pagamos esa deuda, simplemente esos activos perderán validez en el largo plazo y un sindico de quiebra nos los quitará, convirtiéndonos en profesionales vacíos de espíritu.

De nada nos sirve ser exitosos sólo en un lado de nuestro balance si no logramos hacer frente a nuestras obligaciones.

Si bien, muchas veces uno puede hacer vista gorda con sus obligaciones y dejarlas pasar, me he dado cuenta que es adecuado pagar ésta. Al saldar esa deuda, el balance del Banco del Destino tendría más activos para así entregarlos a otras personas, tal cual como alguien la tubo que haber pagado en alguno tiempo pretérito para que nos los entregaran a nosotros.

Haciendo un lapsus de mi relato de poca lucidez por culpa de falta de alimento, vuelvo a las charlas que escuchaba y me doy cuenta que no hay mejor forma de pagar esta deuda desde hoy, desde el mundo universitario, para así no seguir acumulando intereses con el destino que al final serán muy difíciles de pagar. Lo más importante, en toda deuda es tener la convicción de que la deuda no es infinita, claro que no, la deuda se pagará en algún momento si y sólo si todos trabajamos en pagar nuestras deudas individuales.

Hoy Estados Unidos esta en crisis por no haber pagados cada uno sus deudas individuales, y a nivel macro nos afecta a todo el mundo. Lo mismo pasará con las deudas del destino, si cada uno no la paga, una crisis habrá, pero esta vez no habrá un salvataje por parte del Gobierno del Destino, sino que los afectados serán todos al vivir en una sociedad injusta, individualista y con falta de compromiso.

Luego de comer, volví a recuperar mi lucidez, y como cualquier persona cuerda que quiere pagar menos, he decidido saldar mi deuda lo antes posible para así pagar menos intereses en el futuro. Que mejor que hacerlo hoy, desde el mundo universitario, después será mucho más difícil, pero de igual forma habrá que hacerlo.

Si y sólo si, quienes tengan aquellos pasivos y sean saldados, el Estados de Resultados del Destino tendrá números azules. De no ser así, es imposible construir una mejor sociedad Las autoridades ayudan, es su trabajo, pero aunque quieran no podrán, por las simples reglas básicas de la contabilidad, en este caso, la contabilidad del destino.

Existen muchas formas de pagar la deuda, pero hay que hacerlo e incentivar a que todos lo hagan. Sólo se necesita entrega, disposición y un poco de locura. No es por solidaridad, sino por responsabilidad, o mejor dicho por obligación.

Alrededor de las seis de la tarde, nuevamente volví a estar con hambre, esperando volver a estar en ese estado de poca lucidez.

...simplemente, una historia de día sábado.

Jorge Aguirre
RRHH ProyectoColmena

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